Daniel Eberhardt, apicultor de San Jerónimo Norte, provincia de Santa Fe, ha revolucionado la venta de miel con un sistema basado en la confianza y la transparencia. Sin necesidad de atención al público, los vecinos y visitantes pueden retirar un frasco de miel y pagar mediante una app o dejar el dinero en una alcancía. Un método tan simple como efectivo, que ha sido bien recibido en la comunidad y ha ganado notoriedad gracias a un video viral en redes sociales.
Un hobby que se convirtió en pasión
Daniel comenzó con la apicultura hace más de 15 años, cuando un amigo le propuso recuperar unas colmenas abandonadas. Desde entonces, pasó de tener un taller de mecánica y soldadura a dedicarse de lleno a la producción de miel.
“Arranqué con un amigo que tenía unas colmenas abandonadas… y me embalé”, recuerda.
Miel libre y venta sin intermediarios
Aprovechando la tranquilidad del pueblo, Daniel instaló una especie de “quiosco de la miel” frente a su casa: un espacio donde las personas pueden servirse solas. Pueden pagar en el momento usando su celular o simplemente dejar el dinero en una alcancía ubicada al lado del producto. Y lo más increíble: nadie se ha llevado nada sin pagar.
“Nunca me tocaron la alcancía”, cuenta con orgullo.
Esta modalidad, basada en el respeto mutuo y la confianza en la comunidad, ha resultado ser un éxito total.
Una miel que traspasa fronteras
El consumo de miel aumentó notablemente después de la pandemia, en parte por su fama de alimento natural con múltiples beneficios para la salud. Aunque solo un 3% de la miel argentina se consume en el país, la de Daniel se ha vuelto popular incluso en Buenos Aires, gracias a su método innovador y sustentable.
Además, fomenta el reciclaje de frascos, incentivando a los clientes a devolver o reutilizar envases. En una ocasión, un comprador le llevó una caja con 20 frascos nuevos como muestra de apoyo.
“Tal vez mucha gente podría hacerlo en su pueblito, donde todos se conocen”, reflexiona Daniel, invitando a otros pequeños productores a animarse.
Calidad garantizada y precios accesibles
La miel que ofrece se extrae en una sala habilitada por SENASA, garantizando estándares de higiene y calidad. El precio, accesible y justo, también ha contribuido a que más personas se acerquen a probar su producto.