cuando el campo se transforma en datos


Villa María fue sede de la primera edición de “Sembrando Innovación”, un espacio de diálogo sobre digitalización, biotecnología e inteligencia artificial aplicado a la producción agrícola, ganadera e industrial.

El encuentro, realizado en las oficinas de BIT Tecnología y organizado junto a ACABIO, Grupo Ceibos y Pampa Start, reunió a referentes del sector agroindustrial para reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que plantea la adopción tecnológica en el campo argentino.

El productor argentino, un innovador nato
José Gutiérrez, del área comercial de Bayer, destacó que el productor local “es genéticamente innovador” y que su capacidad de adopción tecnológica es una de las más altas del mundo.

“Cuando el productor prueba una tecnología y le ve valor, la escala rápidamente. Es exigente y creativo: muchas veces encuentra usos que superan la intención original del producto”, explicó.

Como ejemplo, Gutiérrez recordó el impacto del primer maíz biotecnológico en Córdoba, donde los productores descubrieron ventajas adicionales que impulsaron la productividad de la región, hoy líder nacional y entre las principales del mundo.

Bayer, señaló, busca cada vez más integrar al productor desde etapas tempranas en el desarrollo de nuevas tecnologías, como el maíz de baja estatura que la firma prepara para lanzar próximamente.

Industria y campo: la digitalización como necesidad
Desde la industria del maní, Ivana Cavigliasso, empresaria del sector, coincidió en que la adopción tecnológica no encuentra resistencia entre los productores argentinos.

“En nuestro caso, el 90% del maní se exporta y el 70% va a la Unión Europea. Esa exigencia nos obliga a ser eficientes. Hoy necesitamos la tecnología para tomar decisiones rápidas; los datos son el nuevo eje del negocio”, aseguró.

Cavigliasso señaló que la transformación digital también llegó a las plantas industriales: “Antes las mujeres seleccionaban el maní a mano; hoy lo hacen cámaras con inteligencia artificial. Innovar es parte del trabajo diario”.

Sustentabilidad y trazabilidad: de barrera burocrática a activo comercial
Marcos Quaine, de Viterra-Bunge, abordó el impacto de las nuevas regulaciones internacionales sobre deforestación y trazabilidad:

“Lo que antes era una traba burocrática hoy es un activo comercial. La huella de carbono y la trazabilidad ya no son opcionales, son requisitos del mercado”.

Quaine advirtió que aunque la brecha tecnológica en el agro argentino se achica, aún hay desafíos en la integración de datos y plataformas. “Necesitamos unir el ecosistema y mostrarnos como país competitivo. Tenemos una gran historia que contar en eficiencia y sustentabilidad, pero debemos saber medirla y comunicarla”.

Según datos de Viterra, las emisiones de carbono promedio en la soja argentina son significativamente menores a las estimaciones internacionales, lo que representa una oportunidad para obtener primas diferenciales en mercados exigentes.

Del dato a la decisión: el desafío de procesar la información
Para Gutiérrez, el mayor reto ya no es generar datos, sino convertirlos en decisiones productivas: “Cada lote produce una enorme cantidad de información: imágenes satelitales, datos de maquinarias, drones. El desafío es transformar eso en rentabilidad. Pasar de pensar en costo por hectárea a costo por tonelada”.

El ejecutivo mencionó programas conjuntos entre Bayer y Viterra para medir la huella de carbono mediante herramientas digitales, permitiendo certificar buenas prácticas agrícolas y acceder a mercados con mayor valor agregado.

Inteligencia artificial: el nuevo salto del agro
Los tres referentes coincidieron en que la inteligencia artificial marcará la próxima etapa de transformación del sector.

Para Bayer, la IA ya está acelerando procesos de investigación y desarrollo de nuevos productos. “Permite diseñar moléculas más específicas y acortar los tiempos de innovación. También optimiza la gestión de datos y la relación con el productor”, detalló Gutiérrez.

En Viterra, la inteligencia artificial se utiliza para convertir datos históricos y geoespaciales en decisiones estratégicas de eficiencia, logística y sustentabilidad. “La contracara de la emisión es la eficiencia. Medir sirve si después actuamos sobre esos datos”, resumió Quaine.

Cavigliasso, desde la industria manisera, subrayó que la IA no reemplazará a las personas, pero sí cambiará la forma de pensar: “Antes esperábamos a que algo fallara para actuar. Hoy los datos permiten anticipar. La inteligencia artificial nos empuja a repensar cómo trabajamos”.

La primera edición de Sembrando Innovación dejó un mensaje claro: el futuro del agro argentino se juega en la integración entre tecnología, sustentabilidad y talento humano.

Lejos de ser una barrera, la digitalización es hoy la herramienta clave para mantener la competitividad y aprovechar la ventaja de un sector que, como coincidieron los expositores, “tiene todo para liderar el nuevo paradigma de producción global”.

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